sábado, 22 de mayo de 2010

El jugador perfecto en el momento perfecto

Vaya por delante que hablar objetivamente sobre David Villa me resulta muy complicado. Es quizás uno de los jugadores que más me ha gustado siempre, de esos que desde que vi jugar por primera vez he soñado con que vistiera la casaca blaugrana.

Un vez consumado el sueño, procederé a contar por qué me parece el jugador ideal en el momento justo. Los culés vivimos en tal momento de excelencia, que estamos muy cerca de caer en la autocomplacencia, como ocurrió en la época de Rijkaard tras la Champions ganada en París en 2006. Para evitar eso se necesitan dos premisas principales: hambre y calidad. Villa reúne las dos a la perfección, a lo que une una profesionalidad ejemplar y una relación muy buena con algunos de sus futuros compañeros, gracias a la convivencia en la selección española.

Dicho esto, el asturiano no es ni el delantero con mejor físico del mundo, ni el más veloz, ni el que tiene mejor uno contra uno, etc. Pero es una máquina. Te aparece por los tres frentes del ataque, le pega con las dos piernas, sus desmarques son de escuela y delante del portero es quizás el más letal. El Barça une así a su plantilla uno de los jugadores que le faltaba para engrasar la máquina perfecta: une el hambre voraz de una pantera en busca de su presa a la simfonía blaugrana del toque. Señores, prepárense para disfrutar de un pedazo de futbolista. David Villa ha llegado al Camp Nou. El jugador perfecto en el momento perfecto.

Jose Álvarez Pérez.