No quise en su día anticiparme al cierre del trato. No quise poner el grito en el cielo por las cifras que se barajan. Renegaba entre dientes. Ahora puedo manifestar mis contradicciones internas. Sigo indignado por la pésima gestión financiera que supone esta operación (corre el rumor de que Moratti hubiera aceptado traspasar a Ibrahimovic por Eto'o y 25 millones en vez de 45), sigo pensando que por semejante montante, era mejor subir hasta 50 por David Villa y encasquetar a Eto'o donde se pudiera, aunque te dieran 15 millones (que el balance sigue siendo mejor que el que tenemos ahora). Porque, además de ser económicamente, en principio, más viable, era un golpe de efecto hacia Madrid. La desventaja era evidente, la bomba de relojería hubiera continuado en el vestuario hasta nuevo aviso. Y eso nadie quería permitirlo.
Pero, por otro lado, no puedo negar que el fichaje de Zlatan ilusiona. Y mucho. Muchísimo. Eto'o ha quemado su figura. Este verano ha acabado, lícitamente o no, como debatía mi amigo el otro día, por dar la razón a todos aquellos que no podían ni verle en pintura (o en foto, ajustándonos a la realidad). Y ante semejante panorama, la figura del internacional sueco es ideal. Es maravilloso poder recibir uno de los mejores delanteros del mundo. Al precio que sea. Y es, si se me permite, barato en comparación con la anterior cifra récord de la entidad: 36 millones por Marc Overmars. Gracias por ayudar a ocultar semejante cataclismo de operación. Bienvenidos de nuevo al buen gusto. Al buen fútbol.
Marcel Sanromà
Barcelona, 27 de Julio de 2009