lunes, 27 de julio de 2009

Día "D", Hora "H"

Hoy he soñado que Samuel Eto'o y Zlatan Ibrahimovic jugaban juntos. No deja de ser una absurdida, pero oye, ¿no sería magnífico?. Uno se imagina a Messi por la izquierda, haciendo dribblings endiablados. Imagina al sueco por la derecha con su potencia y desborde, e imagina al león rematando a puerta sin piedad. Esa, evidentemente, es una estampa que sólo se puede dar en sueños, o, en su defecto, en el FIFA y el PES. Porque la realidad es que el cambio ya es efectivo. Samuel Eto'o ya es jugador del Inter de Milán y Ibrahimovic ya es jugador del Barça. Y ya no hay más que hablar.

No quise en su día anticiparme al cierre del trato. No quise poner el grito en el cielo por las cifras que se barajan. Renegaba entre dientes. Ahora puedo manifestar mis contradicciones internas. Sigo indignado por la pésima gestión financiera que supone esta operación (corre el rumor de que Moratti hubiera aceptado traspasar a Ibrahimovic por Eto'o y 25 millones en vez de 45), sigo pensando que por semejante montante, era mejor subir hasta 50 por David Villa y encasquetar a Eto'o donde se pudiera, aunque te dieran 15 millones (que el balance sigue siendo mejor que el que tenemos ahora). Porque, además de ser económicamente, en principio, más viable, era un golpe de efecto hacia Madrid. La desventaja era evidente, la bomba de relojería hubiera continuado en el vestuario hasta nuevo aviso. Y eso nadie quería permitirlo.

Pero, por otro lado, no puedo negar que el fichaje de Zlatan ilusiona. Y mucho. Muchísimo. Eto'o ha quemado su figura. Este verano ha acabado, lícitamente o no, como debatía mi amigo el otro día, por dar la razón a todos aquellos que no podían ni verle en pintura (o en foto, ajustándonos a la realidad). Y ante semejante panorama, la figura del internacional sueco es ideal. Es maravilloso poder recibir uno de los mejores delanteros del mundo. Al precio que sea. Y es, si se me permite, barato en comparación con la anterior cifra récord de la entidad: 36 millones por Marc Overmars. Gracias por ayudar a ocultar semejante cataclismo de operación. Bienvenidos de nuevo al buen gusto. Al buen fútbol.

Marcel Sanromà
Barcelona, 27 de Julio de 2009

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