martes, 4 de septiembre de 2007

Victoria con mejoría y polémica

A los pocos minutos ya ganaba el Barça. Estratosférico gol de Ronaldinho. De falta. Ejecutó magistralmente una falta situada lejos de la línea de la frontal y que se coló por el segundo palo del portero, extraordinario.
El Barça se merendaba al Athletic, tocaba, jugaba y los bilbaínos apenas olían el esférico. La victoria era hasta el momento incontestable y llegarían las oportunidades para aumentar la diferencia en el marcador. Pero el árbitro se encargó de poner un tamaño ''pero'' al triunfo culé.
Señaló penalti de
Gorka sobre Henry cuando en realidad fue el francés quien, tratando de llegar al balón, golpeó al portero ex-espanyolista en la cara. En descargo de Megía Dávila hay que decir que en directo, y desde el ángulo que tapa Gorka la jugada, parece penalti, y de libro.
Lo transformó el mismo de antes, el Gaúcho. El Barça se colocaba 2-0 y parecía que nada podía incomodar el dominio blaugrana.
Pero en una película que ya hemos visto, el Athletic se subió a las barbas de los catalanes y Susaeta empató tras un flojo rechace de Valdés. El congojo se respiraba en el Camp Nou.

Pero pocos instantes después, Touré Yaya marcó. Bueno, de hecho, no marcó. Pero así lo vio el colegiado. Su fuerte disparo desde la frontal pegó en el travesaño y rebotó en la línea de gol. Ni los jugadores barcelonistas reclamaron el tanto ni a los bilbaínos se les pasó por la cabeza la posibilidad de que Megía tomara la decisión que tomó (como no, a instancias de su asistente). Cuando los futbolistas ya continuaban la jugada, pitó y señalo el centro del campo. No fue gol. No fue uno de aquellos casos en que el balón traspasa buena parte de la línea de gol, el portero está por medio, etc. El balón pegó de lleno en la línea, no más dentro de la portería pero tocando la línea, y si más bien tocando la línea pero más fuera de la portería.
De no haber sido así, si hubiera habido lugar a dudas, tanto jugadores como espectadores habrían reclamado el gol de immediato. Pero no fue así. Bravo por el árbitro, que aunque solventó la repentina congoja culé, dio motivos importantes a los seguidores madridistas para mantener su delirante teoría conspiranoica según la cual Villar y Sánchez Arminio están aliados para favorecer arbitralmente al Barça, obviando cuarenta años de favores arbitrales a los blancos.
Pero como volver a sacar el tema y a debatirlo no lleva a nada, mejor lo dejamos. Además, como ganaron holgadamente al Villarreal están algo más moderados, a saber que dirían de lo haber ganado por 0-5.

Y ya no hubo más historia. El Barça volvió a dominar y el Athletic apenas hizo más aproximaciones. Así pues, el marcador acabó tres a uno para los locales y arregla un poco la decepción de la primera jornada en Satander.

Precisamente, respecto al encuentro de liga de la semana pasada, el Barcelona mostró una clara mejoría en cuanto a juego en el partido que enfrentó a los culés con el Athletic de Bilbao.
Deco volvió a ser el todoterreno que fue un día en el centro del campo blaugrana. Touré mantuvo la excelente línea exhibida en el Gamper. Henry no acabó de cuajar como delantero centro pero volvió a mandar un balón al palo, todo será cuestión de adaptarse, será el que esperamos, seguro. Abidal dio un verdadero recital de solvencia, seguridad y técnica, y es ya sin duda el mejor lateal izquierdo que ha pasado por las filas del Barça desde los mejores tiempos de Sergi.
Y Ronaldinho volvió a marcar a balón parado. Pero esta vez hizo algo más, jugó bien, lo cual, tristemente, es noticia tras dos años de una pasividad futbolística terrorífica. No sabemos si fue la presencia de su hijo João en la grada lo que motivó al brasileño, pero, por si acaso, que vaya al campo asíduamente. Como dudo que viaje a Pamplona, veremos hasta qué punto la presencia del retoño del Gaúcho fue lo que motivó el buen partido de Ronaldinho.

Marcel Sanromà Rovira
Barcelona, 04-IX-2007

Resumen 1a parte:



Resumen 2a parte:


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